El ajo es una hortaliza

El ajo, una hortaliza extendida e indispensable y poco exigente


Araucaria araucana en el jardin

Ajo

El ajo (Alliumsativum) es una hortaliza de la familia de las liliáceas. Tiene un bulbo redondeado y comible, llamado cabeza, compuesto de numerosas unidades. Se trata de un ingrediente imprescindible de la cocina mediterránea. Es originario de Asia Central, probablemente del Kirguistán (sudeste de Siberia), lugar desde el que se extendió extensamente por toda Europa, y desde allá al continente americano en zonas de México, Perú y asimismo en USA. En los Países Catalanes el ajo se cultiva a gran escala y se puede localizar en la mayor parte de los huertos.

Crece sobre terrenos profundos, areniscos y con contenidos moderados de calcio y ricos en potasio. Los bulbos de ajo se pudren con tierra espesa y grasa, con lo que no se deben cultivar en tierras orgánicas y tampoco se pueden emplear estiércol. Si bien no es una planta muy exigente con el tiempo, adquiere un sabor más picante en tiempos fríos. Se halla en el mercado a lo largo de todo el año, puesto que florece entre finales de la primavera y principios de verano. La resistencia que presenta el fruto, hace que se conserve en perfectas condiciones a lo largo de un buen tiempo una vez recogido y guardado en un sitio fresco.

El ajo tiene una variada y compleja composición química

En cuanto a su composición química, resaltan los sulfóxidoderivadosde la alquilcisteina como aliína (alilalliína, metilalliína y propenilalliína) y aceites esenciales (0,2 a 0,3 por ciento ) como la garlicina o bien el sulfóxido de alilcisteïna. Es rico en polisacáridos homogéneos y se compone de hasta un setenta y cinco por ciento de fructosanes. Por otro lado, consta de aponinastriterpénicas (0,07 por ciento ), sales minerales (dos por ciento ): hierro, sílice, azufre y yodo y una pequeña cantidad de vitaminas (A, B3, B1, B6, C) y adenosina.

Dianthus pungens, variedad de clavel

Ajo

Gracias a su extensa composición, el ajo tiene numerosas aplicaciones farmacológicas: de forma tradicional se ha usado en casos de bronquitis, aerofagia, dispepsias, espasmos abdominales y diabetes. Típicamente s ha sido empleado para el tratamiento de artralgias, callos, verrugas, otitis, artritis, neuralgias o bien ciática. Asimismo se usa como condimento alimenticio. Curiosamente los egipcios ya lo empleaban como un antídoto para los dolores. También, se usó contra la peste, y asimismo a lo largo de las 2 guerras mundiales para el tratamiento de heridas, del cólera o bien del tifus.

Actualmente, el ajo tiene una extensa utilización en el campo farmacológico: actúa como hipolipemiante en tanto que reduce el nivel de colesterol LDL en la sangre (colesterol perjudicial), generando un efecto cardioprotector; y no afecta a los niveles de triglicéridos saludables para el corazón y precisos para el cuerpo. De este modo el ajo contribuye en la prevención de accidentes vasculares cerebrales y enfermedades coronarias. Su efecto vasodilatador periférico causa un incremento del calibre de los vasos y se genera debido a la liberación de agentes vasopresores como las prostaglandinas y angiotensina II, y por una activación de una óxido-nítrico sintetasa productora de óxido nítrico. El efecto hipotensor del ajo es ocasionado por el efecto vasodilatador. En dosis elevadas, el ajo provoca un descenso de la tensión, tanto de la máxima como la mínima.

El ajo es el aséptico natural por excelencia

Además, actúa como agente antiagregante plaquetario impidiendo la tendencia excesiva de las plaquetas sanguíneas a agruparse formando coágulos, y asimismo actúa como fibrinolítico deshaciendo la fibrina causante de los coágulos sanguíneos. Así se logra acrecentar la fluidez en la sangre y hace que sea aconsejable a todas y cada una aquellas personas que han sufrido embolias, trombosis, etc.

Por otro lado, el ajo normaliza el nivel de glucosa sanguínea y en consecuencia, es bueno que lo usen los diabéticos y los obesos.

Es antibiótico y aséptico general. El ajo tiene asimismo una acción antibiótica contra múltiples microorganismos como enterococos y el agente causante de la salmonella, estafilococos y estreptococos, múltiples hongos, ciertos virus, etcétera El ajo ejercita una acción desinfectante en el conducto intestinal de forma selectivo con lo que en contraste a los antibióticos sintéticos, regula la vegetación intestinal y no la destroza, en tanto que solo actúa sobre las bacterias patógenas.

También es capaz de alentar la actividad de las células protectoras del organismo, linfocitos y macrófagos, y por ende estimula la contestación inmunológica y ayuda al sistema inmunitario del organismo a resistir las infecciones. De esta manera, en nuestros días poco a poco más se está usando el ajo como complemento en el tratamiento de la sida.

Hay estudios que han probado que el ajo bloquea la capacitación de potentes carcinógenos, llamados nitrosamina, que pueden generarse a lo largo de la digestión de ciertos comestibles. Se sabe que el alliicina, uno de sus principios activos, impide la proliferación de la bacteria ‘Helicobacter pylori’ ‘, relacionado con las úlceras de estómago y que puede favorecer el desarrollo de cáncer de estómago.



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